25 de septiembre de 2007

Reseñando: La Doom Patrol de Morrison


Los meses pasaron, las ranas criaron pelo y un poco antes del verano (¡al fin!) los lectores españoles pudimos completar la etapa de Grant Morrison en la Doom Patrol.

Una etapa entretenidísima, gracias a un joven Morrison rebosante de imaginación pero comedido en estilo (para su listón habitual), que comienza a explorar algunos de sus conceptos favoritos: la magia, las conspiraciones esotérico-gubernamentales, la frontera entre realidad e imaginación, el arte, la religión la anarquía, el surrealismo...

Lo cierto es que en general los protagonistas son un mero vehículo dentro del cual (ellos mismos y los lectores) vemos discurrir las tramas de Morrison, verdaderas protagonistas, del mismo modo que la colección era un vehículo para la imaginación del autor. Aún así, los personajes, héroes, villanos, protagonistas o secundarios, son extremadamente carismáticos, destacando:

- Cliff Steele: El alma del grupo, cuerpo de robot y cerebro de hombre. Un personaje muy físico para una serie muy metafísica, pero que encaja a la perfección.



- Crazy Jane, con sus 70 personalidades, cada una con un poder, que se organizan en una red de Metro mental.



- Rebis: Un tercio hombre, un tercio mujer, un tercio... ehhh... ¡Buf!



- Danny la calle, que se comunica con sus compañeros con melosos mensajes en escaparates, letreros...

- La Hermandad de Dadá: los villanos estrellas de la colección, disparatados, anarquistas, surrealistas, libertarios... Todo un festín psicodélico.

- Los hombres tijera, que recortan a los personajes del cómic dejando una mancha en blanco.


- Cerebro y Monsieur Mallah, una masa cerebral y un gorila inteligente secretamente enamorados.


- Flex Mentallo, héroe de músculo y misterio, sobre cuya espalda aparece el letrero "Héroe de la playa" cuando entra en acción.


A pesar del rocambolesco envoltorio, la mayor parte de estas historias siguen una estructura clásicamente superheroica: Uno o más villanos llevan a cabo un disparatado plan, que tendrá que ser desbaratado por el grupo de héroes, unos héroes cuyas relaciones interpersonales forman parte de la trama general, y a los cuales se une a menudo algún que otro carismático secundario que aportará información o la solución al problema.

El punto negativo de la colección lo aportó (para mi gusto) el apartado gráfico a cargo de Richard Case, un autor de estilo burdo, feísta y con un puntillo Image. Sus dibujos, por decirlo de forma simple, "echan para atrás". Con todo, es un buen narrador, y lidiar con la desbordante imaginación de Morrison tiene su mérito.

En definitiva, una colección muy "resultona" y que se lee a gusto, más allá de su valor arqueológico.


Vale, y un poco rarita...