6 de agosto de 2008

WALL·E

Estooo... Yo tenía un blog, ¿no?

Pues sí, pero el verano, las vacaciones, el cambio de curro... y la pereza, tremenda pereza... me han hecho dejarlo un poco de lado. En fin, prometí tira de Batomato (aunque éste no va a ser su nombre definitivo) y de Hellbaya, y cumpliré, más tarde que pronto, eso sí. Tampoco me olvido de la tira en homenaje a los que participaron en las Huertas Abiertas del año pasado, no creáis.

Dicho ésto, ya iba teniendo ganas de postear y la peli que acabo de ver me viene que ni pintada. Sí, la que da título al post:

¡Porque vaya maravilla de película! Eso sí, no esperéis de mí una crítica sesuda, que mi única intención es recomendárosla. Entusiastamente, eso sí.

No sé muy bien cómo consiguieron convencer los de Pixar a los de Disney para hacer una película que narra la historia de amor entre dos robotijos llamados WALL·E y E.V.A., una historia prácticamente sin diálogos, con un tono serio y relativamente adulto, buenas dosis de ecologismo, y una dura crítica hacia el futuro que los seres humanos nos estamos labrando.

Supongo que el buen currículum que acarrean estos chicos hizo la decisión más fácil (y los resultados de taquilla les han dado la razón, pese a que los niños flipan un poco en el cine...). Tampoco es que WALL·E sea la mejor película de animación que he visto (aunque estaría bastante arriba), pero la historia es muy original, está contada con muy buen gusto y además tiene chicha. Y, por encima de todo, los personajes, WALL·E, E.V.A. y todos los demás robots, tienen un carisma insuperable, pese a no pronunciar más de una o dos palabras.

En serio, el robot WALL.E es uno de los personajes más "humanos" que se han visto nunca en una película de animación.

¿Qué decir del apartado gráfico? Pues que es simplemente perfecto. Si hace más o menos un mes disfruté como un enano de lo bien que aprovechaba Kung Fu Panda los recursos de la animación digital en cuanto a dinámica y colorismo, hoy no he tenido otro remedio que rendirme ante el hiperrealismo de WALL·E. Puede que sea más partidario del estilo de la primera, pero la segunda está tan bien hecha que supera cualquier gusto personal.

Y si hubiera que destacar algo más, no habría ningún problema: La banda sonora es fantástica. Y, como regalo, uno de los habituales cortometrajes de Pixar nos alegra los minutos previos a esta gran película.

Ea, que la disfruten.


Y mucho...