13 de diciembre de 2006

Grandes gazapos de cine: Déjà vu. Grandes gazapos de cine: Déjà vu.


Uno se va al cine a ver Déjà vu con la intención de entretenerse, y se entretiene.

Uno se va al cine a ver Déjà vu (ésto me suena) pensando en ver unos cuantos tópicos, y los ve.

Uno se va al cine a ver Déjà vu (ésto ya lo he vivido) con la intención de que no insulten su inteligencia, y… bueno, dos de tres.

Y es que Déjà vu tiene un GRAN GAZAPO, uno de esos sobre los que guionistas, productores, directores, actores y hasta los peluqueros piensan “El público no se dará cuenta”. Vamos, como cuando Mecano y media discográfica grababan eso de “Y tú contestastesssss que no”.

Pues yo me di cuenta. Recomiendo no leer a partir de aquí a los que aún pretendan ir a verla.

Al tema: Denzel Washington es un poli muy avispado al que contacta una agencia gubernamental después de un monstruoso atentado para que les ayude con la investigación. Resulta que tienen un sistema para observar vía satélite casi cualquier lugar de Estados Unidos en perfecta imagen 3D y con audio, pero sólo los acontecimientos de exactamente 4 días antes tal como fueron ocurriendo. Y sin poder rebobinar, además.

En realidad, lo que no le cuentan a Denzel es que han descubierto por casualidad una forma de observar el pasado (con los dichosos 4 días de diferencia) e incluso envíar objetos (y polis que salvan chicas) mediante un extravagante cacharro.

Pero, ¡eh!, el equipo de la película pensó que sería más molón que Denzel descubriera ésto por sí mismo y así, ni corto ni perezoso, cuando nadie le mira, nuestro protagonista saca un lapicerito con foco de luz, apunta a uno de los monitores con el que observan el pasado y… ¡¡¡TACHÁAAN!!!... ¡la chica se gira al notar la luz!

A través del monitor. No de la máquina con la que envían cosas al pasado. A través del monitor. No de la máquina con la que envían cosas al pasado (déjà vu).


Y, digo yo, lo bonito que hubiera quedado que Denzel le diera un besico a la chica del mismo modo, ¿no? Con lengua y todo.